/ miércoles 28 de noviembre de 2018

Una mirada al primer mundo

¿Dónde queda Luxemburgo? Pocos lo saben. Luxemburgo es un pequeño país ubicado entre Francia, Alemania y Bélgica, sin salida al mar, con una superficie menor a la mitad de nuestro estado de Colima; tiene una población de unos 650 mil habitantes pero que, en 2013, tuvo un PIB por habitante —sólo menor que Qatar— de 79 mil 594 dólares. En el mismo periodo y por el mismo concepto en Estados Unidos el monto fue de 51 mil 248 dólares y en México de 15 mil 932. Desde hace varios siglos su territorio se ha encogido como la piel de zapa de Balzac por la rapiña de sus vecinos y carece de muchos recursos naturales que a nosotros nos sobran. Sin embargo, es la sede de más de 200 bancos y de múltiples instituciones de la Unión Europea. Su gobierno es una monarquía constitucional cuya cabeza desde 1890 es un duque que no percibe sueldo del erario. Los maestros para obtener una plaza, deben demostrar el dominio del luxemburgués, el alemán y francés, que son los tres idiomas oficiales de ese país. La seguridad social a cargo del Estado, otorga a las mamás que van a dar a luz un cuarto con música, color y decoración al gusto; y al papá un tiempo determinado con goce de sueldo. Las casas pagan menos impuestos cuanto mayor sea su grado de sustentabilidad: luz natural, electricidad generada por paneles solares, aprovechamiento de agua pluvial, árboles, etcétera. Un viejo castillo en el centro histórico se ha adaptado como decoroso asilo para quienes han dedicado su vida al trabajo. Los domingos prácticamente no hay restoranes abiertos; la razón: que tanto los empleados de éstos como los comensales deben dedicarse a sus familias. Y lo que sería un sueño para nosotros: no hay delincuencia, salvo actos aislados de individuos de los estados vecinos. Así, cuando una familia sale de vacaciones, por Internet informa este hecho a la policía, y ésta, organiza rondines periódicos por la casa. Parte de su secreto radica en su estabilidad política y facilitar los negocios lícitos de quienes tengan dinero para hacerlo. No se regala dinero a nadie, simplemente hay empleos bien remunerados para todos, incluso para los policías o trabajadores de limpia pública. No se ven mendigos ni basura en las calles. Vivir fuera de la capital es un privilegio: los mismos servicios pero menos gente. Es otoño y las hojas de los árboles lucen a la luz de los pálidos rayos solares cual manchones dorados, naranjas, rojos o amarillos, como salidos de la paleta de un pintor impresionista. ¿Hacia allá vamos?

evaz2010@hotmail.com



¿Dónde queda Luxemburgo? Pocos lo saben. Luxemburgo es un pequeño país ubicado entre Francia, Alemania y Bélgica, sin salida al mar, con una superficie menor a la mitad de nuestro estado de Colima; tiene una población de unos 650 mil habitantes pero que, en 2013, tuvo un PIB por habitante —sólo menor que Qatar— de 79 mil 594 dólares. En el mismo periodo y por el mismo concepto en Estados Unidos el monto fue de 51 mil 248 dólares y en México de 15 mil 932. Desde hace varios siglos su territorio se ha encogido como la piel de zapa de Balzac por la rapiña de sus vecinos y carece de muchos recursos naturales que a nosotros nos sobran. Sin embargo, es la sede de más de 200 bancos y de múltiples instituciones de la Unión Europea. Su gobierno es una monarquía constitucional cuya cabeza desde 1890 es un duque que no percibe sueldo del erario. Los maestros para obtener una plaza, deben demostrar el dominio del luxemburgués, el alemán y francés, que son los tres idiomas oficiales de ese país. La seguridad social a cargo del Estado, otorga a las mamás que van a dar a luz un cuarto con música, color y decoración al gusto; y al papá un tiempo determinado con goce de sueldo. Las casas pagan menos impuestos cuanto mayor sea su grado de sustentabilidad: luz natural, electricidad generada por paneles solares, aprovechamiento de agua pluvial, árboles, etcétera. Un viejo castillo en el centro histórico se ha adaptado como decoroso asilo para quienes han dedicado su vida al trabajo. Los domingos prácticamente no hay restoranes abiertos; la razón: que tanto los empleados de éstos como los comensales deben dedicarse a sus familias. Y lo que sería un sueño para nosotros: no hay delincuencia, salvo actos aislados de individuos de los estados vecinos. Así, cuando una familia sale de vacaciones, por Internet informa este hecho a la policía, y ésta, organiza rondines periódicos por la casa. Parte de su secreto radica en su estabilidad política y facilitar los negocios lícitos de quienes tengan dinero para hacerlo. No se regala dinero a nadie, simplemente hay empleos bien remunerados para todos, incluso para los policías o trabajadores de limpia pública. No se ven mendigos ni basura en las calles. Vivir fuera de la capital es un privilegio: los mismos servicios pero menos gente. Es otoño y las hojas de los árboles lucen a la luz de los pálidos rayos solares cual manchones dorados, naranjas, rojos o amarillos, como salidos de la paleta de un pintor impresionista. ¿Hacia allá vamos?

evaz2010@hotmail.com