/ jueves 23 de mayo de 2024

Repensar a México

La desigualdad ha sido una de las características de México. Desde la época prehispánica, la colonial, la conformación del México Independiente y hasta nuestros días, la desigualdad nos ha perseguido y ha sido la motivación de grandes luchas del pueblo.

El rostro de la desigualdad ha sido diverso al cabo de siglos y siglos: esclavitud, servidumbre, campesinos sin tierra, obreros en condiciones inhumanas de trabajo, personas en situación de calle, población sin seguridad social, población desnutrida, población que vive en condiciones de hacinamiento, población sin acceso a servicios de salud, personas trabajadoras sin prestaciones, entre muchas otras carencias; frente a otros grupos poblacionales que lo tienen todo o al menos tienen las condiciones básicas para vivir con un nivel aceptable de bienestar.

La lucha de la población contra las desigualdades ha sido también una característica de nuestro México, miles y miles de mexicanos y mexicanas lucharon durante la época colonial contra la desigualdad, el hambre y la explotación del hombre por el hombre, y lograron darnos a las generaciones futuras una nación independiente.

Las generaciones del México del siglo XIX lucharon también contra la concentración de la riqueza que se generó en muy pocas manos durante el México independiente como resultado de los abusos de la nueva clase política y económica que emergió durante ese siglo.

La Revolución Mexicana puso un alto a esas nuevas formas de desigualdad, sustentadas principalmente en la explotación de campesinos y obreros y en la concentración de la riqueza en los dueños de las tierras y de la industria que empezaba a florecer.

Posteriormente a la Revolución Mexicana, y a pesar de los avances en la distribución de tierras y en el establecimiento de derechos laborales para la naciente clase trabajadora, las desigualdades continuaron con nuevos rostros, agudizándose a partir de los años ochenta del siglo pasado con la adopción del modelo económico neoliberal por parte de los gobiernos de México en alianza con el poder económico internacional y nacional.

En esta nueva etapa de nuestro México de finales del siglo XX y del siglo XXI, hemos sido millones de mexicanos que desde diversas trincheras hemos luchado contra esas nuevas formas de desigualdad.

En 2018 logramos que millones de mexicanos se sumaran de manera pacífica a esta lucha por un México con menos desigualdad, iniciando un proceso de reversión de las políticas concentradoras del ingreso en pocas manos, por políticas de Estado redistributivas de la riqueza que han dado como resultado el inicio de la disminución de las desigualdades.

Lo que algunos llaman despectivamente programas sociales electorales y que desesperadamente se tratan de colgar de ellos para ganarse la confianza de la gente, no tienen la menor idea que éstos son el resultado de una visión de un México igualitario, en el que la redistribución del ingreso sea la columna vertebral que conjugue las diferentes luchas que por décadas ha dado la población para disminuir las desigualdades y en consecuencia disminuir la abusiva concentración del ingreso que se ha generado por esa alianza malévola entre lo que fue el poder público de antaño con los dueños del poder económico.

Segura estoy que la mayoría de la población sabrá que repensar México significa seguir transformando en beneficio de la mayoría, seguir transformando para disminuir las desigualdades y para acabar con los abusos de unos cuantos en contra del bienestar de toda la población.

*Diputada federal. Morena

La desigualdad ha sido una de las características de México. Desde la época prehispánica, la colonial, la conformación del México Independiente y hasta nuestros días, la desigualdad nos ha perseguido y ha sido la motivación de grandes luchas del pueblo.

El rostro de la desigualdad ha sido diverso al cabo de siglos y siglos: esclavitud, servidumbre, campesinos sin tierra, obreros en condiciones inhumanas de trabajo, personas en situación de calle, población sin seguridad social, población desnutrida, población que vive en condiciones de hacinamiento, población sin acceso a servicios de salud, personas trabajadoras sin prestaciones, entre muchas otras carencias; frente a otros grupos poblacionales que lo tienen todo o al menos tienen las condiciones básicas para vivir con un nivel aceptable de bienestar.

La lucha de la población contra las desigualdades ha sido también una característica de nuestro México, miles y miles de mexicanos y mexicanas lucharon durante la época colonial contra la desigualdad, el hambre y la explotación del hombre por el hombre, y lograron darnos a las generaciones futuras una nación independiente.

Las generaciones del México del siglo XIX lucharon también contra la concentración de la riqueza que se generó en muy pocas manos durante el México independiente como resultado de los abusos de la nueva clase política y económica que emergió durante ese siglo.

La Revolución Mexicana puso un alto a esas nuevas formas de desigualdad, sustentadas principalmente en la explotación de campesinos y obreros y en la concentración de la riqueza en los dueños de las tierras y de la industria que empezaba a florecer.

Posteriormente a la Revolución Mexicana, y a pesar de los avances en la distribución de tierras y en el establecimiento de derechos laborales para la naciente clase trabajadora, las desigualdades continuaron con nuevos rostros, agudizándose a partir de los años ochenta del siglo pasado con la adopción del modelo económico neoliberal por parte de los gobiernos de México en alianza con el poder económico internacional y nacional.

En esta nueva etapa de nuestro México de finales del siglo XX y del siglo XXI, hemos sido millones de mexicanos que desde diversas trincheras hemos luchado contra esas nuevas formas de desigualdad.

En 2018 logramos que millones de mexicanos se sumaran de manera pacífica a esta lucha por un México con menos desigualdad, iniciando un proceso de reversión de las políticas concentradoras del ingreso en pocas manos, por políticas de Estado redistributivas de la riqueza que han dado como resultado el inicio de la disminución de las desigualdades.

Lo que algunos llaman despectivamente programas sociales electorales y que desesperadamente se tratan de colgar de ellos para ganarse la confianza de la gente, no tienen la menor idea que éstos son el resultado de una visión de un México igualitario, en el que la redistribución del ingreso sea la columna vertebral que conjugue las diferentes luchas que por décadas ha dado la población para disminuir las desigualdades y en consecuencia disminuir la abusiva concentración del ingreso que se ha generado por esa alianza malévola entre lo que fue el poder público de antaño con los dueños del poder económico.

Segura estoy que la mayoría de la población sabrá que repensar México significa seguir transformando en beneficio de la mayoría, seguir transformando para disminuir las desigualdades y para acabar con los abusos de unos cuantos en contra del bienestar de toda la población.

*Diputada federal. Morena