/ miércoles 6 de marzo de 2019

¿Seguro médico universal en serio?

El Director del IMSS aseguró la semana pasada (Diario de Xalapa, 27/II/19), que por instrucciones presidenciales se brindarían “servicios de salud y medicamentos gratuitos a las personas con mayores carencias en el país”. Lo que equivale a 13 millones de mexicanos. La medida es generosa, pero desafortunadamente el Estado no aportará los recursos necesarios para llevarla a cabo. Simplemente se cargará a la cuenta de los servicios ya existentes, lo que inevitablemente conducirá al empeoramiento del estado de cosas. A ello hay que agregar 2.4 millones de Ninis respecto de los cuales la Secretaría del Trabajo absorberá sólo una parte de las cuotas por lo que de sus reservas el IMSS tendrá que disponer de casi 1,325 millones de pesos, según la misma fuente citada. No se trata de buenas intenciones, es asunto de dinero. Reino Unido y Canadá brindan seguro médico universal. Y con diversas modalidades e insuficiencias, Estados Unidos, Tailandia, Corea del Sur, Chile, Kuwait e incluso Ruanda; este último destina casi el 20 % de sus ingresos fiscales a su sistema de salud. En México del total del presupuesto del IMSS casi el 58 % será para pagar pensiones y jubilaciones; así mismo su incremento fue de menos del 10%. No hay que perder de vista también que la mayor parte de los ingresos del Instituto provienen de las cuotas obrero-patronales. De ahí que los médicos especialistas del Instituto dentro de su jornada de siete horas debieran atender según su normatividad interior a seis pacientes nuevos y a seis de los que ya tienen expediente. Empero la demanda es tal que los médicos normalmente atienden a más del doble: ¡a 26! Y para el caso que haya una urgencia hospitalaria y el galeno deba correr al quirófano, entonces se quedan en la fila sin atender muchos de los que tenían su cita para ese día. El enojo, la desesperación y hasta los improperios afloran. Pero ni modo, los enfermos tendrán que volver otro día. En muchos casos, las parturientas en cuanto dan a luz deben desocupar la cama y pasar a un sillón o irse a su casa, porque alguien más requiere la cama. Este es un botón de muestra, aunque todos los días por diversos medios nos enteramos de los problemas que enfrentan numerosos derechohabientes y sus familias; la falta de medicamentos es crónica. De todo ello derivan numerosas quejas del personal del propio Instituto. Por lo pronto tienen que prepararse para el tsunami que viene. evaz2o10@hotmail.com